El modelo EFQM 2020 surgió a raíz de una serie de investigaciones que permitieron actualizar el modelo de manera que continuara aportando valor a la gestión de la excelencia de las organizaciones. Algunas de las conclusiones de estas investigaciones son:
“Además de crear y hacer realidad propuestas de valor sostenibles para sus grupos de interés, principalmente para sus clientes, toda organización tiene el deber de cuidar el ecosistema en el que opera. Crear valor y mejorar los resultados es necesario para cualquier organización, pero no suficiente. Además se deben tener muy en cuenta las condiciones económicas, ambientales y sociales que se dan en su ecosistema”
“Desarrollar con las organizaciones de su mismo ecosistema, una cultura basada en la co-creación en lugar de en la competición y superar las relaciones en las que uno gana y otro pierde”
La convivencia de las organizaciones en un mismo ecosistema es fundamental para su supervivencia y para lograr un futuro sostenible. Esta es sin duda la base de la última película de la saga “Parque Jurásico”. Sin intención de hacer “spoiler”, la escena final entre la lucha de tres titanes como son T-Rex, Giganotosaurus y el Terzinosaurio es una clara evidencia de ello. La única manera de vencer al Giganotosaurus , el mayor carnívoro del cretácico, fue la cooperación del T-Rex y el Terzinosaurio.
La película muestra el fracaso de la convivencia entre humanos y dinosaurios y la fragilidad del ecosistema ante los avances de las organizaciones científicas, de forma sencilla para los jóvenes espectadores.
Volviendo a nuestro tema, la cocreación se conoce también en marketing como “crowdsourcing”. Veámoslo con el ejemplo de Lego. Esta empresa fue fundada en 1932 y es la segunda mayor empresa fabricante de juguetes. Lego aplicó la idea del crowdsourcing en la que las ideas de sus clientes (jugadores) fueron recogidas para lograr nuevos diseños con sus piezas con una política de Open Innovation.
La cocreación es pues la generación de actividades conjuntas entre la organización y sus clientes, que tiene como resultado un servicio o producto que el cliente quiere. Ambos salen ganando en esta relación de cooperación.
Otro ejemplo en el Tercer Sector es el de BP. Cuando BP quiso comercializar una cocina portátil eficiente en combustible en India, formó un sistema de cocreación con tres ONG locales. El sistema permitió que BP llevara una cocina innovadora hacia un mercado disperso mediante muchos distribuidores locales sin incurrir en altos costes de distribución que volvieran inaccesible al producto. La empresa vendió rentablemente sus cocinas, las ONG accedieron a una lucrativa fuente de ingresos que podría financiar otros proyectos, y los consumidores ganaron más que la posibilidad de sentarse a comer un plato caliente: tuvieron la oportunidad de obtener ingresos como distribuidores locales y así ganar influencia económica y social. Podemos leer más sobre ello el artículo de Jeb Brugmann, C. K. “Cocrear un nuevo pacto social para las empresas“ en la revista Harvard Business Review Vol. 85, Nº. 8, 2007.
La cocreación permite a las organizaciones responder de forma más ágil, eficaz y eficiente que la competición, resolviendo las necesidades de su ecosistema y, en cierta manera, construir o crear un futuro es mucho más satisfactorio y motivante que estar pendiente de la superación de aquellos que nos rodean.
No obstante, hace unos días se publicó en El País un artículo que nos hablaba sobre un nuevo término “coopetir”. Significa cooperar para competir, en concreto mediante la cooperación multidisciplinar. Esto se puede ver también en los espacios de coworking y cobra especial importancia en la ciencia o en la tecnología.